ENSEÑAR AL PERRO A NO SUBIR AL SOFÁ
Subirse al sofá es uno de los hábitos más comunes de los
perros. Es posible que no suba estando
tú delante pero, seguro que más de una vez, cuando has llegado a casa, has
encontrado el sofá lleno de pelos. Sí es así, está claro que tu peludo
aprovecha tu ausencia para subirse al sofá y dormir cómodamente.
Las causas pueden ser diversas
Si cuando era un cachorro monísimo lo subías al sofá o lo
cogías en brazos mientras te acurrucabas en los mullidos cojines, al crecer, es
lógico que piense que esa conducta es aceptada por ti. Por eso es tan
importante que desde que llega a casa tengas claro las normas a enseñarle y ser
siempre coherente en las enseñanzas y los castigos. También es probable que se
suba al sofá en nuestra ausencia porque nos echa de menos. (perdura nuestro
olor en el sofá)
Si deseas corregir este hábito, sigue los siguientes
consejos
Si al llegar a casa te lo encuentras en el sofá, debes reaccionar
de inmediato. Eso significa que debes reñirlo sin saludarlo ni hacerle mimitos
por muchas ganas que tengas. Acércate a él, y bájalo (sin violencia) con un
rotundo NO. No te rías ni le hagas ninguna carantoña o el perro no entenderá tu
reprimenda. Posiblemente, deberás repetir este trabajo muchas veces pero, si eres
constante y coherente, obtendrás resultados.
También puedes trabajar con él mientras estáis los dos en
casa.
Es importante que para que el animal entienda cuál es su
sitio, le ofrezcas su cama como alternativa ante el NO. Ponte de pie junto al
sofá, señálalo y dile NO. Después, observa su reacción. Si ves que tiene
intención de subirse, dile NO y cógelo del collar para alejarle de esa conducta.
Si su respuesta es alejarse del sofá y acomodarse en otro sitio o en su cama, prémialo
con caricias o comida (chuches de perros, trocitos de pavo…) Deberás repetir
este método varias veces hasta que comprenda lo que quieres enseñarle.
El sistema de recompensas positivas es magnífico para cualquier
trabajo de adiestramiento porque es la manera en la que el perro comprenderá
que si realiza lo que se espera de él o se le pide, será compensado. A medida
que vaya comprendiendo lo que le pides, tendrás que ir reduciendo los premios,
poco a poco para sustituirlos por halagos “Buen chico”, “muy bien hecho”…
Para evitar que suba en él cuando estás fuera de casa, puedes,
por ejemplo, cerrar la puerta que dé a la estancia del sofá. También puedes
cubrir el sofá con una sábana, una toalla o una colcha, rociada con repelente
para perros (en el mercado existen diferentes productos de este tipo. Antes de
comprar impulsivamente, lee atentamente sus usos)
Si consigues el propósito, debes ser firme y nunca más dejarle
subir. Si lo haces, todo el trabajo habrá sido en vano ya que tu perro es más
listo que tú.
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