¿ESTÁIS EMBARAZADOS Y TENÉIS UN PERRO EN CASA?
De la misma manera que un hijo siente celos con la llegada
de un hermanito, el perro, también puede sentir grandes celos ante la llegada
de un bebé.
Esta primera frase, es muy importante. Pensad por un momento en la perrita que lleva con vosotros tres, cinco, diez años siendo la reina de la casa y de repente se la aísla e incluso se la hecha de estancias por donde antes circulaba tranquilamente porque "algo" chiquitín y llorón esta en ellas... Sentirá celos muy comprensibles e intentará llamar la atención haciendo monerías en el momento menos indicado o molestando al bebé. Como especie pensante, debemos ser coherentes con nuestras actitudes y proporcionar a nuestra amiga de cuatro patas todas las bases para una buena convivencia con el futuro bebé.
Lo primero a tener en cuenta es que el perro esté sano. Por lo tanto es importante llevar un buen control veterinario de sus desparasitaciones trimestrales (o bimestrales) y las vacunaciones para estar seguros de que no represente riesgo alguno para el pequeño.
Esta primera frase, es muy importante. Pensad por un momento en la perrita que lleva con vosotros tres, cinco, diez años siendo la reina de la casa y de repente se la aísla e incluso se la hecha de estancias por donde antes circulaba tranquilamente porque "algo" chiquitín y llorón esta en ellas... Sentirá celos muy comprensibles e intentará llamar la atención haciendo monerías en el momento menos indicado o molestando al bebé. Como especie pensante, debemos ser coherentes con nuestras actitudes y proporcionar a nuestra amiga de cuatro patas todas las bases para una buena convivencia con el futuro bebé.
Lo primero a tener en cuenta es que el perro esté sano. Por lo tanto es importante llevar un buen control veterinario de sus desparasitaciones trimestrales (o bimestrales) y las vacunaciones para estar seguros de que no represente riesgo alguno para el pequeño.
Luego vienen otra serie de consideraciones que hay que
hacerse con tiempo y previsión.
Con la mano en el corazón, contestad estas preguntas: ¿Cómo
de educado es?, ¿Acata fácilmente las órdenes?, ¿Se sienta, se tumba, acude a
la llamada?, ¿Cómo va con la correa, tira o va al lado? ¿ Le gustan los niños,
es receptivo con ellos?, ¿Es excesivamente posesivo con sus juguetes, su hueso,
su comida, su cama, su caseta?, ¿Ha hecho amago, alguna vez, de morder a algún
niño o a algún adulto, cualquiera que fuera la situación y la motivación?,
¿Tiene tendencia a perseguir cualquier cosa que se mueva, sea persona, gato,
pájaro o moto, bicicleta, pelota, etc.?... Si a alguna de estas preguntas se
contesta con un SÍ hay que ponerle remedio y cuánto antes. Si no os veis
capacitados para ejecutar vosotros esos cambios, buscar un adiestrador que os
ayude a estabilizar la convivencia con vuestro amigo. (mi consejo es que sea
él, el que acuda a vuestra casa para que, trabajéis todos juntos en ella y en
la calle en lugar de enviar a vuestro perro a la escuela). De esa manera,
cuando llegue el gran día en que lleguéis a casa con el bebé, todo estará en
perfecto orden.
PREPARAR AL PERRO PARA LA LLEGADA DEL RECIÉN NACIDO
> Asegurarse de que el perro aprenda las órdenes
básicas de obediencia, (“sentado”, “tumbado”, “quieto”, “a tu sitio”) y
reforzar su cumplimento, en los meses previos al nacimiento del bebé, de manera
que llegado el momento las cumpla a la orden.
> Antes de que el bebé llegue, acostumbre a su
perro a un horario realista y que usted piense que puede mantener una vez esté
el niño en casa. Comience a dar de comer y a dar los paseos a las horas que vaya
a poder hacerlo cuando el bebé esté presente. De esta forma el perro no
sufrirá los cambios con la llegada del bebé.
> Si la persona con quien está más apegado es la
futura mamá, sería bueno que otros miembros de la familia se acercasen a la
mascota de forma progresiva y fueran ellos quienes lo sacasen de paseo y
jugasen con él para que no note tanto su ausencia durante el parto y en su
dedicación al bebé cuando éste llegue a casa
> Empezar a limitarle las zonas de acceso:
Habitaciones, sofá, cama…
> Enseñarle a estar separado en momentos clave sin
que esto le cause angustia; por ejemplo, en su camita, en una jaula, un parque
de cachorros y cuando haya de ser confinado en ese lugar, darle suficientes
estímulos como juguetes, huesos para roer para que no lo interprete como un
castigo.
> Habituar al perro a ver a los futuros papás
llevando en brazos algo parecido a un bebé humano en distintas horas del día,
incluso en plena noche, para que luego esta situación no le cause confusión o
curiosidad
> Los pediatras también aconsejan limitar la
entrada del perro a la habitación del bebé con puertas de rejillas o de
barreras bajas. Evitando así que se suba a la cuna o la empuje cuando el bebé
está durmiendo ante la curiosidad de sus lloros o ruiditos
> Una de las mejores cosas que podéis hacer es
acostumbrar a vuestro perro al trato rudo que suelen tener los niños hacia los
animales con movimientos bruscos, chillidos… Para empezar, tocarle suavemente
las patas, la cabeza, la cola, la barriga, las orejas y el hocico. Si se
resiste, dale un premio mientras lo acaricias. (Al menos cinco veces al día,
entre 2 y 5 minutos). Es aconsejable hacerlo durante sus comidas, en sus
momentos de descanso… Pensad que en un momento dado, vuestro bebé
empezará a gatear, se acercará al perro con curiosidad y lo tocará a su manera…
> Acostumbrar al perro a pasear al lado del cochecito por ejemplo 4 o 6 semanas antes. Y del mismo modo si tenéis que cambiar su lugar en el automóvil hacerlo antes de la llegada del bebé y a que viaje con un cinturón de seguridad especial para perros.
> Si tenéis pensado cambiar su lugar de descanso es
aconsejable hacerlo por lo menos dos o tres meses antes de dar a luz para que
no relacione su desplazamiento con la llegada del bebé. Acondicionad un
lugar especial para vuestro perro y dejad que se acostumbre a pasar algún
tiempo ahí. Poned ahí su plato de comida, su agua, su cama y sus juguetes. De
esa forma tendrá un lugar donde refugiarse cuando se sienta demasiado
estimulado por el ajetreo en casa.
> Antes de llegar a casa con el recién nacido, es recomendable
llevarle una pieza de ropa o un pañal sucio del bebé para que lo olfatee y se
habitúe al olor del pequeño o darle incluso, un juguete nuevo para él que
estuviera impregnado con el olor del recién nacido.
> Llegado el gran día, lo primero y principal es
que una vez que la madre regrese a casa, se presente sola ante su perro y
permita que la olfatee de arriba abajo. Dejándose inspeccionar sin prisas
acariciando al perro y mimándolo.
Hecho esto será el momento de las presentaciones, es decir,
el momento de permitir que el perro olfatee al recién llegado. La mejor manera
de hacerlo es que la madre coja al bebé en brazos y sentada anime al perro
acercarse. Si el bebé empezara a llorar, no apartéis al bebé… tranquilizar al
animal y permitir que incluso entonces continúe inspeccionando al pequeño,
salvo que el perro se muestre muy nervioso. (Lo más habitual, salvo
excepciones, es que el perro curioso mueva la cola, incluso es posible que
jadee). Siempre que la reacción del perro sea de curiosidad natural y
espontánea, permitirle incluso, lamer los piececitos del bebé durante un par de
minutos. A veces habrá que esperar unas horas e incluso unos días antes de
permitirle al perro hacer esto, pero lo normal (y lo más deseable) es que pueda
hacerse en el primer encuentro.
> En días posteriores, permitir al perro que
participe de algunas actividades que la madre realice con el bebé. por ejemplo,
cuando le cambie un pañal puede permitir que el animal lo huela, mientras le da
el biberón que esté sentado cerca… pequeños detalles que le hagan sentir que
continúa siendo querido. Es importante conseguir que el animal acepte de buen
grado al recién nacido para conseguir estrechar el vínculo y evitar así,
los naturales celos.
Dependiendo de vuestra actitud vuestro perro lo hará de una
manera u otra. Si se ve desplazado, puede hacerse pipí o caca en casa, vomitar
lo que come, morder muebles u otros objetos…. Cualquier trastada que se le pase
por la cabeza para llamar la atención de los dueños. Todas estas
manifestaciones tienen mucho, mucho que ver con los celos. La actitud viene a
ser la misma que la de un niño primogénito que se ve en segundo lugar al llegar
un hermanito. En el caso de los niños, estas actitudes suelen acabar cuando los
padres prestan atención al primer hijo y por increíble que parezca, al perro
hay que hacerle entender que el hecho de que haya en casa un bebé no significa
que él ya no forme parte de la familia.
Finalmente, un consejo de oro. Nunca dejéis a solas el
niño con el perro por ninguna razón.
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