LAIKA. LA PERRA ASTRONAUTA
Quién pensaría que el primer ser vivo terrestre en viajar al espacio exterior, fue originalmente una pequeña perra abandonada en las calles de Moscú, capital por aquel entonces del imperio soviético. Se llamaba Laika (ladradora en ruso) y pesaba 6 kg
Fue sometida a un duro entrenamiento y a un periodo de adaptación. Encerrada en pequeñas jaulas que progresivamente eran reemplazadas por otra más pequeña, acostumbrándola al reducido compartimento en el que viajaría al espacio, en una rudimentaria capsula denominada Sputnik-2.
Esta disponía un arnés especial para combatir los efectos de la ingravidez, evitando que el animal empezara a flotar chocando contra las paredes, incorporaba dispensadores de agua y alimentos en forma de gelatina. Poseía instrumentos de medición de la radiación solar, un sistema de generación de oxígeno y de absorción del dióxido de carbono, junto a un ventilador para mantener una óptima temperatura ambiente. Para Laika se diseñó un primitivo traje espacial.
Nunca hubo posibilidad real de que Laika sobreviviera a la misión y menos de traer al pobre animal a la Tierra, ya fuera vivo o muerto, puesto que no se había desarrollado aun tecnología adecuada para estos fines. Lo cierto es que al iniciar el viaje, la telemetría mostró que durante el lanzamiento el pulso de Laika se triplicó y estando en órbita ésta se hallaba inquieta y nerviosa.
Laika murió tras 5 ó 7 horas desde el inicio de la misión, el 3 de noviembre de 1957, como resultado de las altas temperaturas y el pánico (estrés) que la experiencia le produjo.
El Sputnik-2 reingresó en la atmósfera terrestre el 14 de abril de 1958, con Laika fallecida en su interior, desintegrándose totalmente.
En 2008, en las cercanías de unas instalaciones militares de Moscú, se inauguró un pequeño monumento en su honor.
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